viernes, 8 de enero de 2021

PARABOLA DEL BUEN SAMARITANO

...La "parábola del buen samaritano" es una de las parábolas de Jesús más conocidas, relatada en el Evangelio de Lucas.
Se la considera una de las parábolas más realistas y reveladoras del método didáctico empleado por Jesús de Nazaret, un ejemplo expresivo e incisivo de su mensaje exigente. Presenta el tono que caracteriza a las llamadas "parábolas de la misericordia" propias del Evangelio de Lucas. La parábola es narrada por el propio Jesús a fin de ilustrar que la caridad y la misericordia son las virtudes que guiarán a los hombres a la piedad y la santidad.

Enseña también que cumplir el espíritu de la ley, el amor, es mucho más importante que cumplir la letra de la ley.

En esta parábola, Jesús amplía la definición de prójimo.

La elección de la figura de un samaritano, considerado un herético para los sectores más ortodoxos de la religión hebrea, sirve para redefinir el concepto de prójimo que se manejaba entonces.
Jesús, mediante esta parábola muestra que la fe debe manifestarse a través de las obras, revolucionando el concepto de fe en la vida religiosa judía, entre los cuales resaltaban grupos como el de los fariseos a quienes Jesús en numerosas ocasiones llama hipócritas por su excesivo apego a la letra de la ley y su olvido por cumplir el espíritu de la ley.

El contraste establecido entre los prominentes líderes religiosos inmisericordes y el samaritano misericordioso, es un recordatorio a los maestros de la ley (como es el caso del interlocutor de Jesús) de que estaban olvidando el principio de la verdadera religión y Jesús emplea un personaje despreciado por ellos para mostrarles su error.

La narración comienza cuando un doctor de la ley le preguntó a Jesús con ánimo de ponerlo a prueba qué debía hacer para obtener la vida eterna.
Jesús, en respuesta, le preguntó al doctor qué está escrito en la ley de Moisés.
Cuando el doctor cita la Biblia, y precisamente: "amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas", y la ley paralela "amarás a tu prójimo como a ti mismo."
Jesús dijo que había respondido correctamente y lo invitó a comportarse en consecuencia.
En ese punto, queriendo justificar su pregunta, el doctor preguntó a Jesús quién era su prójimo.
Jesús le respondió con la parábola:

Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle, y golpearle, se fueron dejándole medio muerto.
Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verlo, dio un rodeo.
De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio lo vio y dio un rodeo.
Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verlo tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él.
Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gusta algo más, te pagaré cuando vuelva."

¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?
El doctor dijo: "El que practicó la misericordia con él."
Díjole Jesús: "Vete y haz tu lo mismo." LUCAS 10:37.

Es de notar que Jesús no definió, tal como pretendía el doctor de la ley, quién es el prójimo: solo preguntó quién obró como prójimo del herido.
Por la respuesta del legista queda implícito que se considera "prójimo" a todo aquel que obra compasivamente con otro hombre, es decir, la definición se da en función de la obra.
Asimismo, el legista no respondió a Jesús directamente ("el samaritano"), sino indirectamente, al decir "el que tuvo compasión de él", lo que en general se interpreta como una dificultad de su parte en reconocer que no fueron el sacerdote o el levita quienes observaron el espíritu de la ley sino alguien que, en el ambiente judío, era considerado un hereje, un paria.

jueves, 13 de agosto de 2020

LA PARÁBOLA DEL TRIGO Y LA CIZAÑA

Aunque parezca increíble, existen muchas personas que emplean la brujería para dañar a los demás.

Lo que ignoran es que metiéndose en energías negativas no solo hacen daño a otros, sino, a sí mismos.

Tarde o temprano el mal que se esparce, se devuelve multiplicado por 10 a quién lo hace. Esto es una ley de la vida y no un castigo divino.

Quizá muchos ignoren esta ley, pero dios sabe que lo que se siembra se cosecha.

Es por ello, que Jesús, según dice en las escrituras Mateo 13:24-30, en una ocasión se dirigió a sus discípulos para contarles la siguiente parábola:

JOSÉ - PERÚ

Otro testimonio interesante extraído de la Web nos llega desde Perú, y José, nos cuenta su experiencia, de cómo el Señor llegó a su vida.

Me llamo José D. C. fue a la edad de 20 años que mi vecina R. G., (también de 20 años), me invitó a una fiesta, donde se reunían un grupo de jóvenes de la primera Iglesia Evangélica Bautista de Lima.
Celebraban los cumpleaños de todos los jóvenes nacidos en el mes de marzo 1980.