lunes, 27 de julio de 2020

SANTIAGO - DESDE MÉXICO


Hoy traigo el testimonio de una persona Mejicana

En las redes se encuentran innumerable cantidad de información y datos de cualquier cosa que uno busque.  Quise descubrir historias de gente normal y corriente, que como yo, y cualquiera de nosotros,  no tuvo una vida cercana al Señor, hasta que nos llega el descubrimiento de eso que yo llamo el GRAN PROPÓSITO DE DIOS.



Dios, nos trajo a este mundo con un propósito por cumplir, y es en función del cumplimiento de ese propósito, por el que tendremos que rendir cuentas a Dios, cada uno en su momento.


Ya hablaremos largo y tendido sobre ese tema en otro apartado.  Hoy toca conocer cómo esta persona descubrió a Jesús, y ahí les paso su relato.

Me crié dentro de un hogar cristiano , al paso del tiempo fui dejando a un lado las enseñanzas de mi madre debido a que mis amistades de escuela y después del trabajo, sin saberlo, me sumergían en un mundo completamente falso.

En mis etapa de adolescente conocí a quien hoy es mi esposa, una hermosa chica cristiana a quien solía acompañarle cada domingo a los servicios religiosos, indudablemente creía en Dios, pero tal vez de una manera tibia.

Con el paso del tiempo nos casamos y procreamos 5 hijos 3 niñas y 2 dos varones, mi vida pasó con mas altas que bajas debido a que tuve buenos empleos sin saber de antemano que esto era una gran bendición de Dios y no méritos propios.

Con el transcurrir de la vida, el mundo me arrastró a la forma de vivir del mismo, fue como me introduje en el alcohol y el consumo ocasional de estupefacientes.  Esto llevó al deterioro de mi matrimonio, y a que la relación con mi esposa fuera de mal en peor, por culpa de la forma de vida que estaba adoptando.

Por el trato diario de mi trabajo, conocí a mucha gente, entre ellos a una señora que siempre me hablaba de la palabra.  Yo me limitaba a escucharla por cortesía, hasta que llegó un día en que probablemente por la tribulación que me provocaba mi forma de vida, ya me veía desesperado y sin salida.

Una noche clamé a Dios y le pedí que me ayudara porque era yo su hijo que no me dejara de su mano, porque yo no podía más.

Acudí por voluntad propia a hablar nuevamente con aquella señora, la cual me recibió en su negocio con mucho gusto.
Le conté lo mal que me sentía a causa de ese gran vacío que sentía en mi interior, y le pedí que me ayudara a encontrarme nuevamente con Dios para entregarle mi vida.  Hablé con ella sobre mi deseo de ser bautizado, comentandole que era mi gran objetivo en ese momento.
Ella me comentó que su hermano tendría una campaña de bautismo en la próxima semana, a lo que yo me ofrecí para acudir, aunque no estuviera preparado en el conocimiento.
Eso mismo fue lo que le comenté al Pastor por teléfono, en el momento en que ella me lo contactó vía telefónica.
A lo que el Pastor me habló acerca de ese bello de las escrituras, entre Felipe y el funcionario Etíope, que se narra en el libro de los Hechos 8:26-39 - DHH (Dios Habla Hoy), que leemos a continuación para refrescar:

«Después de esto, un ángel del Señor le dijo a Felipe: "Levántate y vete al sur, por el camino de Jerusalén a Gaza".  Este camino pasa por el desierto.

Felipe se levantó y se fue; y en el camino se encontró con un hombre de Etiopía.  Era un alto funcionario, tesorero de la reina de Etiopía, el cual había ido a Jerusalén a adorar a Dios.  Iba de regreso a su país, sentado en su carro y leyendo el libro del profeta Isaías.

El Espíritu le dijo a Felipe: "Ve y acércate a ese carro" 
Cuando Felipe se acercó, oyó que el etíope leía el libro de Isaías; entonces le preguntó:


¿Entiende usted lo que está leyendo?

El etíope le contestó: ¿Cómo lo voy a entender, si no hay quien me lo explique?

Y le pidió a Felipe que subiera y se sentara junto a él.  La parte de la Escritura que estaba leyendo era ésta:


"Fue llevado como una oveja al matadero; como un cordero que se queda callado delante de los que lo han de trasquilar, así tampoco abrió él la boca.  Fue humillado, y no se le hizo justicia; ¿quién podrá hablar de su descendencia?
Porque su vida fue arrancada de la tierra".

El funcionario etíope le preguntó a Felipe: Dime, por favor, ¿de quién dice esto el profeta: de sí mismo o de algún otro?

Entonces Felipe, tomando como punto de partida el lugar de la Escritura que el etíope leía, le anunció la buena noticia acerca de Jesús.


Más tarde, al pasar por un sitio donde había agua, el funcionario dijo: Aquí hay agua; ¿hay algún inconveniente para que yo sea bautizado?

Entonces mandó parar el carro; y los dos bajaron al agua, y Felipe lo bautizó. 


Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor se llevó a Felipe, y el funcionario no lo volvió a ver; pero siguió su camino lleno de alegría»

Ese hermoso pasaje me dio grandes esperanzas .

Hoy, después de ese 20 de mayo del 2018 en que fui bautizado mi vida fue poco a poco, tomando otro rumbo, de la mano de la fe.

Tuve muchas adversidades y golpes, he recuperado el cariño de mi esposa e hijos, el Señor me otorgó un lugar para congregarme y una hermosa familia en Cristo, que siempre me apoyó con sus oraciones.

Hoy El Señor me ha dado un corazón lleno de vida en la fe, vivo feliz con la paz de Jesucristo en mi vida y estoy preparándome para servirle a donde él quiera llevarme como obrero de su palabra.

Lo he reconocido como mi único Salvador y creo firmemente en su promesa de vida eterna.  Toda la honra y toda la Gloria sea para Él y su nombre sea alabado en todos los confines del universo.

«La lectura del Bautismo del Etíope, nos deja una buena lección.  ¿Porqué él siguió su camino feliz, después de su bautizo, y entrega al Señor?

Porque lo que importa siempre no es el medio que Dios utiliza para llegar a ti, lo satisfactorio, realmente es la entrada de Jesús en tu corazón, y en tu vida.

Es, el saber que has encontrado tu propósito de vida.  El propósito por el cual, Dios te hizo llegar al mundo en el momento en que lo hizo, para que hicieras lo que él te encargó.

Cuando eso sucede, empieza lo bueno en tu vida, ya que descubres, que esa misión, y el trabajo para realizarla, no es una carga molesta, si no un motivo de alegría ya que por fin, te sientes útil al Señor».


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